En 2023, el río y varios de sus afluentes alcanzaron sus niveles más bajos en los últimos 120 años. Según los científicos, esto se debe en parte a nuestro uso excesivo de combustibles fósiles.
Según descubrieron los investigadores, la deforestación de la Amazonía, la selva tropical más grande y con mayor biodiversidad del mundo, ha reducido las lluvias y debilitado la capacidad de los árboles y el suelo para retener la humedad. Esto agudizó la sequía y redujo la resistencia de la selva a la destrucción ambiental y a fenómenos como los incendios forestales.
El río Amazonas, el más caudaloso del mundo, y varios de sus afluentes alcanzaron el año pasado sus niveles más bajos en 120 años de registros. Una quinta parte del agua dulce del mundo fluye a través de esta selva tropical.
Según Ben Clarke, autor del estudio e investigador del Instituto de Investigación Grantham sobre Cambio Climático y Medio Ambiente de la Universidad Imperial de Londres, a medida que sigan aumentando las emisiones globales de gases de efecto invernadero, el mundo sufrirá más sequías extremas.
El estudio es una prueba más de que el calentamiento global causado por la actividad humana está acelerando la devastación de la mayor y más biodiversa selva tropical del mundo.
La conciencia sobre la gravedad de la sequía creció después de que más de 150 delfines de río murieran asfixiados en octubre. La sequía dejó aisladas a miles de personas que viven en comunidades remotas y solo pueden viajar en barco. Y alimentó incendios forestales que hicieron del aire uno de los más peligrosos del mundo.
La sequía también obligó a cerrar una importante central hidroeléctrica en Brasil y redujo gravemente la producción de otras en la región, provocando cortes de electricidad en Ecuador y Venezuela.
Fuente: The New York Times en español
