De Yoga Sin Fronteras
En muchos centros sanitarios, sociales y asistenciales, el ritmo de trabajo es constante. Hay ruido, urgencias, demandas y poco espacio para parar. En ese contexto, el silencio suele verse como una rareza. Pero no debería serlo.
Aunque a veces pase desapercibido, el silencio tiene un impacto real en la salud mental, la claridad y la energía de los equipos. No hablamos de grandes pausas ni de cambios drásticos, sino de algo tan simple como parar un minuto y respirar.
¿Por qué el silencio es tan necesario?
Trabajar con personas en situación de vulnerabilidad implica estar disponible a muchos niveles: físico, emocional, mental. Si no hay espacios para descargar todo lo que eso implica, el cuerpo y la mente lo acumulan.
El estrés sostenido activa constantemente el sistema nervioso. Eso se traduce en más tensión muscular, dificultad para concentrarse, cansancio, irritabilidad… y a medio plazo, más riesgo de burnout.
Incluir pausas de silencio durante la jornada permite lo contrario: bajar revoluciones, soltar tensión, aclarar ideas y volver con otra actitud.
Beneficios concretos del silencio en el trabajo
Las investigaciones apuntan a que incluso dos minutos de silencio pueden reducir el ritmo cardíaco, bajar el cortisol y favorecer una mayor concentración. En contextos donde se trabaja bajo presión, esto marca la diferencia.
Estos son algunos de los efectos más útiles en entornos laborales:
- Ayuda a calmar el sistema nervioso.
- Mejora el enfoque y la capacidad de decisión.
- Reduce el ruido mental y emocional acumulado.
- Fomenta una comunicación más pausada y presente.
- Aporta un momento de cuidado personal en medio del día.
¿Cómo incorporar el silencio de forma sencilla?
No hace falta tener una sala específica ni reorganizar toda la jornada. Bastan pequeños gestos:
-Empezar reuniones con 30 segundos de silencio.
-Hacer una pausa breve tras una situación estresante.
-Parar un minuto cada 2-3 horas solo para respirar.
-Reservar un espacio tranquilo donde cualquiera pueda ir a desconectar.
El silencio como parte del cuidado
En trabajos donde se da tanto, es clave ofrecer también momentos para recargar. No como recompensa, sino como parte del día a día. Cuidar del equipo no debería depender del tiempo libre de cada persona. También se puede cuidar desde lo organizativo, generando espacios que lo hagan posible.
