Los desastres causan más que daños físicos. Como se explora en detalle en GAR 2025, estos desencadenan tres espirales descendentes que profundizan las crisis, convirtiendo los desastres en colapsos sistémicos y contribuyendo a un desarrollo que es por naturaleza insostenible.
Unas mejores vías de inversión pueden ayudar a romper estas tres espirales que se refuerzan mutuamente
El primero de ellos mantiene la premisa que los desastres afectan los ingresos de los hogares, reduciendo los ingresos fiscales y obligando a los gobiernos a pedir más préstamos.
A medida que la deuda se vuelve más riesgosa, los costos de interés se disparan.
Pronto no quedará presupuesto para financiar la recuperación. Las economías más pequeñas y menos resilientes son las más afectadas.

Como se indica en el cuadro por ejemplo, en 2023 la exposición económica de Norteamérica a desastres, que totalizó 69.570 millones de dólares en pérdidas directas, fue mayor que la de cualquier otra región del mundo, pero solo representó el 0,23 % del Producto Interno Bruto (PIB). En cambio, Micronesia sólo sufrió pérdidas por 4.300 millones de dólares, pero estas representaron el 46,1 % del PIB.
