Por Agustina Carra
El 21 de junio se celebra el día internacional del yoga. Este año su lema es «Yoga para la persona en sí y para la sociedad». Sabemos que es una práctica que representa la armonía de la mente y el cuerpo, el equilibrio entre el pensamiento y la acción, y la unidad de la moderación y la plenitud. Pero, ¿cómo puede colaborar en la gestión de riesgos de desastres?
El yoga se centra en la respiración consciente, la meditación y el movimiento suave, lo que ayuda a calmar el sistema nervioso, reducir los niveles de la hormona del estrés y promover una sensación de paz interior. Su práctica regular fomenta el bienestar mental y la resiliencia emocional.
Fase preventiva:
Uno de los efectos del cambio climático es la proliferación de nuevos virus y enfermedades y aumentar el sistema inmunológico es sumamente necesario, con el yoga podemos fortalecerlos de varias maneras:
Fortalecer el flujo linfático: Las posturas de yoga con torsiones, flexiones hacia adelante, laterales e inversiones ayudan a fortalecer el flujo linfático, que es importante para la salud del sistema inmunológico.
Respirar bien: Una respiración relajada y consciente ayuda al cuerpo a funcionar mejor y envía una señal al cerebro de que lo que estás haciendo es bueno.
Liberar glóbulos blancos: Algunas posturas de yoga, como la Halasana (posición de arado), liberan glóbulos blancos en el cuerpo y fortalecen el sistema inmunológico.
Conexión cuerpo-mente: El yoga enseña a relajar la mente y el cuerpo, lo que puede ayudar a reducir el estrés y hacer que el cuerpo funcione como un todo.
Mejorar la resistencia del tracto respiratorio: La respiración seccional y la respiración abdominal rápida (Kapalabhati) pueden aumentar la resistencia del tracto respiratorio.
Fase de reconstrucción:
En el año 2008 un programa de una semana de yoga redujo el estrés y la ansiedad entre los supervivientes del maremoto que sacudió las islas indias del océano Índico de Andamán y Nicobar en diciembre de 2004, según investigadores de un informe indio.
La Fundación Swami Vivekananda para la Investigación del Yoga en Bangalore llevó a cabo un programa de gestión del estrés entre varios supervivientes un mes después del tsunami.
Cuarenta y siete adultos de diferentes niveles culturales participaron en un programa intensivo de ocho días de «Vivekananda yoga» que consistía en ejercicios de relajación, posturas físicas, respiración regulada y relajación guiada durante una hora cada día.
Antes y después del programa se hizo una autovaloración de los síntomas y las mediciones del ritmo cardiaco y respiratorio.
El miedo, la ansiedad, la tristeza, los problemas de sueño y los ritmos respiratorios se redujeron significativamente tras el programa de yoga, afirman los investigadores.
El yoga modifica la respuesta corporal al estrés de varios tipos, incluyendo desastres naturales, explicó la doctora Shirley Telles quien encabezó la investigación.
Se destaca que en la fase intensiva, lo ideal es un mínimo de 7-10 días. Sin embargo, debería haber un intento de llevar a cabo el programa durante al menos tres meses, e idealmente durante dos años.
La práctica del yoga puede ser útil para la gestión del estrés tras un desastre natural en gente con creencias sociales, culturales y espirituales muy diferentes, según los investigadores.
Cabe destacar que en esta nota no hay intención de suplantar ninguna práctica profesional psicológica como médica. Solo pretende poder integrar otro tipo de herramientas que dependiendo las realidades puede colaborar a la resiliencia.
Fuentes: Reuters, ONU, OMS, Yuang Lang Yoga.
