La capital de México se enfrenta a una grave crisis hídrica tras años de lluvias anormalmente escasas, periodos de sequía más largos y temperaturas elevadas.
Todos estos episodios sumaron tensión a un sistema hídrico que ya se esforzaba por hacer frente al aumento de la demanda por lo que las autoridades tuvieron que imponer importantes restricciones en el bombeo de agua de los depósitos.
Alrededor del 60% del agua de Ciudad de México proviene de su acuífero subterráneo, pero su extracción ha sido tan excesiva que la ciudad se hunde a un ritmo alarmante: unos 20 centímetros (casi 8 pulgadas) al año, según investigaciones recientes. Y el acuífero no se reabastece con la suficiente rapidez. El agua de lluvia se desliza por las superficies duras e impermeables de la ciudad, en lugar de hundirse en el suelo.
El resto del agua de la ciudad se bombea a grandes distancias cuesta arriba desde lugares a las afueras de la ciudad, en un proceso increíblemente ineficaz, durante el cual se pierde alrededor del 40% del agua por fugas.
El sistema hídrico Cutzamala, una red de embalses, estaciones de bombeo, canales y túneles, suministra aproximadamente el 25% del agua utilizada por el Valle de México, que incluye a la Ciudad de México. Pero la grave sequía ha hecho estragos y actualmente, alrededor del 39% de su capacidad, languidece en mínimos históricos.
Ante esta situación, algunos expertos afirman que se alcanzaron niveles tan críticos que la Ciudad de México se podría estar acercando al «día cero» en cuestión de meses, en el que los grifos se secarían en amplias zonas de la ciudad.
En octubre, la Conagua, Comisión Nacional del Agua del país, anunció que restringiría el agua del Cutzamala en un 8% «para garantizar el suministro de agua potable a la población dada la grave sequía».
Apenas unas semanas después, las autoridades endurecieron significativamente las restricciones, reduciendo el agua suministrada por el sistema en casi un 25%, culpando a las condiciones meteorológicas extremas.
«Habrá que tomar medidas para poder distribuir en el tiempo el agua que tiene el Cutzamala, para garantizar que no se agote», dijo en un comunicado Germán Arturo Martínez Santoyo, director general de la Conagua.
Alrededor del 60% de México sufre una sequía de moderada a excepcional, según un informe de febrero. Casi el 90% de Ciudad de México padece sequía grave, y la situación empeorará cuando aún faltan meses para el inicio de la temporada de lluvias.
La variabilidad natural del clima afecta mucho a esta parte de México. Tres años de La Niña trajeron la sequía a la región, y luego la llegada de El Niño el año pasado contribuyó a una temporada de lluvias dolorosamente corta que no logró reponer los embalses.
A esto hay que agregar que en Ciudad de México, históricamente los humedales y ríos han sido reemplazados por hormigón y asfalto. En época de lluvias se inunda, y en la estación seca, está reseco.
Las soluciones están claras: un mejor tratamiento de las aguas residuales aumentaría la disponibilidad de agua y reduciría la contaminación, mientras que los sistemas de recolección de aguas pluviales podrían capturar y tratar la lluvia, y permitir a los residentes reducir en un 30% su dependencia de la red de suministro o de las pipas de agua.
En un comunicado en su sitio web, Conagua dijo que lleva a cabo un proyecto de tres años para instalar, desarrollar y mejorar la infraestructura hídrica para ayudar a la ciudad a hacer frente a las disminuciones en el sistema Cutzamala, incluida la adición de nuevos pozos y la puesta en marcha de plantas de tratamiento de agua.
Fuente: CNN en Español
